“Aunque tú no te metas en política, la política se mete
contigo”. En ese refrán está la respuesta a los que no votan porque no les
interesa la política. Quizás el problema de la baja participación electoral está
en que para muchos no está claro de qué manera la política se mete con ellos.
Es posible que si los candidatos fuesen más explícitos (no
basta con publicar programas, en Chile nadie lee) lo que está en juego quedara
más claro. Me explico: una candidata recién electa contaba que en las zonas rurales
era común que por “matrimonio igualitario” se entendiera que en el matrimonio
debía haber igualdad entre hombre y mujer. Claro, aunque eso no sea algo que se
dé siempre, no aparece como una propuesta muy radical. Pero si fuese explícita
habría más rechazo. No había mucho afán por parte de los candidatos partidarios
de esa propuesta en aclarar mucho el tema.
Podrían buscarse más ejemplos. Una cosa es “poner fin a la
segregación”; algo con lo que nadie puede estar en desacuerdo, otra es eliminar
la educación particular subvencionada. Una cosa es un “Estado laico” (que ya
existe), otra es un Estado oficialmente ateo. El eufemismo es siempre seguro,
pero oculta la manera en que la política se mete con uno. Eso da la sensación de
que al otro día todo seguirá más o menos igual, y por lo mismo, que votar no es
algo que valga la pena y que no votar no es algo tan grave.
Meterse en política es cosa de pocos, pero estar metido en
ella es cosa de todos, porque el hombre es un ser social. Hay asuntos, o
problemas, que no son competencia del individuo, sino del grupo. Esos asuntos, o
problemas, o se resuelven entre todos o no se resuelven. Ahora, los que no
participan en la deliberación son igualmente parte del asunto.
Por ejemplo, si el problema es la contaminación del medio
ambiente, no puede simplemente decidirse que el que quiera contaminar que lo
haga y el que no, que se abstenga. El medio ambiente no es algo privado, sino
que es asunto de todos los que viven en un lugar. Si se decide que para cuidar
el medio ambiente se restringirá la construcción de termoeléctricas, el precio
de la electricidad sube para todos, para los que estaban a favor y para los que
estaban en contra, y también para los indiferentes. Es por eso que es bueno que
este tipo de asuntos participen todos los que tengan algo que ver.
Con la última frase volvemos al comienzo: hay cosas en las
que todos tenemos algo que ver, el problema es que en muchos casos eso no se
ve, y no se ve porque no se muestra, y no se muestra porque mostrarlo podría
ser desventajoso para algunos, que manipulando el lenguaje manipulan a las
personas. Eso no es democracia, es despotismo blando, más insidioso que el
duro, porque es deshonesto hasta de sí mismo.
Aquellos que viendo cómo les afecta la actividad política no
votan, o aquellos que simplemente no quieren molestarse en ver cómo les afecta
la actividad política y prefieren ser gobernados por el resto, porque es más
fácil, esos no merecen votar.
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