martes, 25 de noviembre de 2014

El Colegio Cumbres y las libertades

Algunos sectores políticos afirman que en Chile  la libertad está amenazada. Se refieren principalmente a la libertad económica, pero hay otras libertades más básicas o más importantes, como la libertad religiosa, la libertad de expresión o la libertad de asociación. Si bien la libertad económica se ve afectada por la regulación, eso no es lo más grave: se puede vivir humanamente y ser libre en otros aspectos aunque el gobierno de turno agobie a los que generan riqueza (porque la riqueza material no es la única riqueza ni la libertad económica la única libertad), tal como se puede vivir humanamente y conservar la libertad interior aunque la libertad económica genere tal cantidad de bienes que el consumismo materialista llegue a ser agobiante. Pero las amenazas a la libertad de enseñanza, de expresión y de asociación son una forma más grave y profunda de control que la planificación económica: es un totalitarismo que apunta a lo más íntimo del hombre. 

Estos ataques a la libertad interior del ser humano se ven principalmente en el campo de la educación, que es donde se forma la persona. Quien educa a los jóvenes moldea el futuro. El núcleo de la actual reforma educacional no es educacional, como ya se ha dicho, es social. Es sobre todo un asunto de libertad de asociación. El Estado quiere ser quien determine con quien se juntarán los niños y qué aprenderán, e impedir que los padres puedan hacer mucho al respecto. Pero los ataques a la conciencia no vienen sólo del Estado, vienen también de grupos de presión minoritarios, que generan gran influencia social y se sirven del poder coercitivo del Estado para promover su agenda privada.

Un ejemplo claro de esto es la “explicación” que exigió el Movilh al Colegio Cumbres, por enseñar actitudes “homofóbicas” en clases de religión. No basta con la tolerancia en el espacio público, se busca la adhesión en el ámbito privado, pasando por encima de la religión que se profesa. No es suficiente acomodarse en el acto externo, se prohíbe hasta pensar distinto: la policía del pensamiento políticamente correcto (la “gaystapo”) supervisa el panorama para llamar al orden a todo el que se desvíe. El derecho a un proyecto propio, a una identidad corporativa, se desmorona, seguido por el debilitamiento de la libertad religiosa y los derechos a la libertad de conciencia, pensamiento y expresión.

La supresión de las libertades más importantes para el ser humano puede convivir con una economía bastante próspera. Es casi una condición necesaria, pues parece que mientras el estómago esté lleno, a pocos les importa qué les metan en la cabeza y el corazón. Pero para llegar a eso, es necesario que antes la cabeza y el corazón hayan estado vacíos.

1 comentario:

  1. Antes de escribir huevadas debería informarse de otros sistemas de salud, digamos Canadá por ejemplo.

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