por Federico García (publicado en El Sur, de Concepción)
El periodismo cumple una función vital en la sociedad libre. Es el fiscalizador informal de autoridades de todo tipo: políticas, económicas, académicas, etc. Exigiendo transparencia y buscando información, la prensa entrega a los ciudadanos información acerca de realidades a las que no tienen acceso directo, para que puedan participar en la sociedad, usando esa información para basar sus decisiones y opiniones.
Sin embargo, como todo fiscalizador, presenta el problema de quién lo vigilará. No parece prudente que el Estado, que en Chile ya tiene varios medios de comunicación, tenga poder sobre la prensa. La ciudadanía, por su parte, tiene poca capacidad de fiscalizar al cuarto poder, e internet no parece ser suficiente.
Por esto, en gran parte, el periodismo es una actividad auto-regulada, con consejos de ética y otros órganos, pero no ha logrado impedir que se produzcan casos lamentables de desinformación y tergiversación, como el de Inés Pérez. El resultado ha sido que mucha gente no tenga buena opinión de quienes generan opinión.
El periodismo tiene sus propias debilidades, como toda actividad humana. Para sustentarse, los medios venden publicidad. Esto los puede hacer perder independencia, pues de ofender a un avisador, pierden dinero. Por otro lado, la publicidad exige llegar a gran cantidad de gente, lo que puede empujar a los medios a banalizarse, buscando el “rating” a toda costa.
Parece que hasta el momento los periodistas han enfocado toda su capacidad crítica hacia otros, pero poca hacia sí mismos. Con esto, si bien han logrado servir a la sociedad muchas veces, se han hecho daño como grupo, que no será fácil reparar.
Una vía para sacar a la prensa del desprestigio –mejorando la calidad de los medios de comunicación- sería aumentar la cantidad y variedad, que en Chile es poca. No es fácil esto, porque además de las dificultades inherentes a la creación de un nuevo diario o canal de televisión, una población relativamente pequeña como la nuestra no puede sustentar muchos medios de prensa. Quizás, a medida que mejore la comprensión lectora y la capacidad de análisis esto pueda cambiar, pero es una solución a largo plazo.
Lo que sí podría lograrse es que haya investigación periodística acerca del periodismo, con transparencia total. Así, podremos saber, por ejemplo, por qué un diario se la juega por completo por un candidato y a medias por otro (¿afinidad ideológica? ¿amistad personal?), o qué es lo que motiva la conducta de un canal de televisión (¿amenazas de un avisador? ¿miedo a una demanda?). Podremos saber si es cierto que en algunas escuelas de periodismo se enseña cómo “fabricar una noticia” y muchas otras cosas.
Para esto es necesario un mínimo de variedad en los medios, que la hay, pero sobre todo, periodistas que sean independientes hasta de su gremio. ¿Será posible? ¿O serán los medios de comunicación los únicos lugares dónde la prensa no entra?
No hay comentarios:
Publicar un comentario