Como casi todos los profesores de Chile, me doy cuenta que hay muchos problemas en la educación. Como me interesa que la educación mejore, por mi propio bien y el de mi patria, quiero hacer lo que esté de mi parte para entregar una educación de calidad. Soy consciente que la educación se entrega o se pierde en la sala de clases, entre el profesor y los alumnos. Por eso me comprometo:
-A llegar a clases a la hora, incluso unos minutos antes del comienzo, para que la clase pueda comenzar a la hora. Llegar atrasado sería una injusticia para con mis alumnos, que tienen derecho a una clase ininterrumpida.
-A apagar o silenciar el celular al entrar a clases, por las razones de arriba.
-A terminar la clase a la hora y no antes: mis alumnos tienen derecho a todo el tiempo estipulado, aunque no siempre quieran recibir su derecho.
-A leer constantemente textos sobre las materias que enseño.
-A estar siempre en búsqueda de mejores textos para dar a leer a mis alumnos.
-A tratar a mis alumnos con el respeto y seriedad que les corresponde por ser adultos.
-A estar disponible para que los estudiantes puedan hablar conmigo fuera de clases.
-A hacer las clases y evaluaciones pensando en el bien de mis alumnos, no en lo que resulte más fácil para mí.
-A tomarme tan en serio la docencia como la investigación.
-A corregir personalmente las evaluaciones, para saber cuánto y cómo aprenden mis estudiantes.
-A no hacer pruebas de alternativas.
-A tratar la casa de estudios como un lugar serio: que mi atuendo y postura reflejen que me tomo en serio la educación que entrego.
-A vivir la vocación académica como búsqueda de la verdad.
-A tomar en serio las preguntas de mis alumnos.
-A exigirle a mis alumnos, aunque me cueste.
-A preocuparme de que la sala de clases quede lo más limpia y ordenada posible, para el profesor de la hora siguiente.
-A dejar borrado el pizarrón al terminar la clase.
-A preocuparme de que la sala de clases quede lo más limpia y ordenada posible, para el profesor de la hora siguiente.
-A dejar borrado el pizarrón al terminar la clase.
-A aprovechar las oportunidades que me da la universidad: conciertos, coloquios, charlas, sociedades académicas, publicaciones, etc.
-A conocer íntima y extensamente la biblioteca.
-A intentar comprender a quienes piensan distinto antes de condenarlos desde una superioridad moral asumida.
-A cuestionar las consignas: el desarrollo del pensamiento crítico es parte de la educación que entrego.
-A castigar severamente la copia: es la peor lacra de la educación chilena.
-A hacer un empeño serio en comprender la realidad en todas sus dimensiones.
Entiendo que es más fácil pedir que otros cambien a cambiar yo mismo. Comprendo, así mismo, que mi lucha por la educación no tiene sentido si no pongo empeño en ser un profesor capaz de entregarla.
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