jueves, 27 de agosto de 2015

Lagos y la nueva crisis de la derecha

Hace apenas unas semanas un amigo politiquero me decía que en la derecha estaban tan seguros de ganar la siguiente elección presidencial, que la elección iba a decidirse en las primarias del sector. Difícil no estar de acuerdo, hace tiempo que no se veía un gobierno como el actual: una mezcla perfecta de ideología, incompetencia y corrupción. La próxima elección, en dos años más, parecía carrera corrida para la derecha. Después de este desastre de gobierno, imposible que el país no anhelara un gobierno ordenado, eficiente, y sobre todo, con un enfoque económico distinto; una vuelta a la derecha de siempre: sin grandes pretensiones, pero que haga bien su trabajo.

Hasta que (re)apareció Ricardo Lagos. No es que el de Lagos haya sido un buen gobierno (es cosa de pensar en el Transantiago, la relación con los países vecinos, o en su sucesora patrocinada por él mismo) pero dio la impresión de serlo y eso es lo que importa. En ese sentido, Michelle Bachelet es una buena hija de Ricardo Lagos. Si ella ganó por su empática imagen materna, con el delantal blanco como fondo, Lagos suscita adhesión por su seria imagen paterna, enmarcada en un terno gris. Además, los empresarios quedaron contentos con Lagos, no necesitan una derecha para lograr lo que quieren.

Esta situación pone a la derecha en aprietos, pero también presenta una oportunidad. Ganar la próxima elección ya no es algo dado, la consigna del cambio ya no es suficiente. Si a la izquierda parecía sobrarle “relato”  (lucha contra la desigualdad, promoción de la igualdad y acabar con las desigualdades…) y faltarle competencia, la derecha no acaba de darse cuenta que la mera buena administración sin un sustento verdaderamente político es una base muy débil, porque no constituye un proyecto común. Los ingenieros y economistas que trabajan 24/7 aun no parecen darse cuenta de que si siguen haciendo las cosas como siempre, los resultados serán los mismos, y si además, aparece alguien en izquierda capaz de buena gestión a la derecha le esperan otros cuarenta años en el desierto. Pero la derecha también puede plantearse si acaso su rol en el país es simplemente ser la facilitadora de los grandes empresarios, diferenciarse de Ricardo Lagos y ofrecer un proyecto político y no sólo administrativo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario