Para discutir sobre el aborto, lo primero que hay que tener en
cuenta es que esta discusión es una distracción. Es parte de la estrategia del
gobierno poner muchos temas sobre la mesa para dispersar la atención que cada
uno de los puntos de la agenda pudiera atraer si estuviese sólo.
Lo segundo que hay que tener claro es si acaso uno está
realmente abierto a la discusión, es decir, saber qué es lo que tendría que
probar el contrario para convencerlo a uno. Si no hay nada (aunque sea
hipotéticamente) que el interlocutor pudiera probar para convencerlo a uno,
quiere decir que uno es un fanático y que la discusión no vale la pena. En mi
caso, como soy contrario al aborto, el interlocutor tendría que demostrar una
de dos cosas para cambiar mi parecer: (1) que el embrión no es un individuo
humano vivo, o (2) (a) que no todo individuo humano inocente tiene el derecho a
la vida, y (b) que el embrión es uno de esos casos. El punto (1) es un asunto
de ciencia, el punto (2) de filosofía moral. Quien esté a favor del aborto
tendrá que aclarar qué es lo que tendría que probarse para cambiar de parecer.
Una vez establecido esto, al entrar en las razones y consecuencias de lo que se
afirma y se niega, se puede comenzar una discusión.
Lo tercero que hay que tener en cuenta es que esta discusión
no parte de cero: como en otros lugares del mundo el aborto es legal desde hace
más de cuarenta años hay muchos datos y experiencias a considerar. Entre estas
se pueden mencionar, por ejemplo, que ahora, gracias a ecografías en 3D podemos
ver al embrión durante su desarrollo; que el embrión es considerado un paciente
y puede recibir cuidados médicos in utero;
que Chile tiene la mortalidad materno infantil más baja de Latinoamérica sin
tener ley de aborto; que gracias al avance la medicina los casos en los que se
presenta
la disyuntiva de elegir entre la madre y el hijo prácticamente no ocurren;
que el aborto, aún en condiciones hospitalarias, es un procedimiento que pone
en riesgo la salud de la mujer; que gracias al avance de la medicina la
viabilidad fetal se alcanza cada vez con menor tiempo de gestación; que una
legislación que comienza considerando casos extremos puede terminar aceptando
prácticas como el aborto por decapitación en el noveno mes; que el aborto
deja secuelas profundas en la mujer; que en algunos países como India y China
se usa para discriminar (son abortadas muchas más hijas que hijos); que en
Europa occidental el aborto eugenésico es rutina; que en Europa oriental se usa
como método ordinario de control de la natalidad; que la gran mayoría de
mujeres que abortan no lo harían si contaran con apoyo de su entorno inmediato;
que las clínicas abortivas han llegado a ser un gran negocio con el que lucran
personas con poca consideración por la mujer embarazada; que una sociedad que
permite el aborto exime al hombre de responsabilidades y se las carga a la
mujer; etc.
No es fácil discutir razonablemente, pero vale la pena.
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