martes, 12 de marzo de 2013

Los más ricos de Chile

El ranking de la Forbes sobre las personas más ricas del mundo, entre los que hay varios chilenos y un informe de la OECD, provocaron nuevamente la acostumbrada discusión sobre la desigualdad. Mientras unos miran con anhelo el modelo de la vieja Europa ignorando que se derrumba –porque el famoso estado de bienestar alcanzó sólo para una generación- otros apuntan a la igualdad que campea en países donde la libertad es un artículo de lujo.

Nadie ha notado ni ha querido decir, sin embargo, que de las fortunas más grandes de Chile que aparecen en el ranking de Forbes, casi todas son recientes y forjadas por familias de inmigrantes llegados a Chile en el siglo XX.

En otras palabras, la desigualdad que se denuncia es real, pero eso no implica que Chile sea un país donde  no se puede surgir, incluso desde muy abajo. De otra forma no se explica que dentro de los más ricos del país haya cada vez menos familias antiguas y cada vez más personas que llegaron a estas tierras con poco más que lo puesto. Algún entusiasta aventurará que dentro de este grupo hay incluso algunos que no accedieron a la educación superior (como Paulmann), pero esos casos son excepcionales por lo que se pueden considerar anecdóticos.

¿Qué pasó, entonces, con la antigua elite castellano-vasca que se repartió las fértiles tierras del Chile tradicional? No es que se haya extinguido a punta de no reproducirse (como les pasó a los WASP en Norteamérica), sino que ha sido superada por otros en creación de riqueza. Mientras unos seguían apegados a la tierra o a las profesiones liberales, los inmigrantes desarrollaron negocios poco explorados en el ámbito del comercio o de la manufactura, o crearon otros que antes no existían en áreas como el turismo, produciendo riqueza donde antes sólo había potencial.

Es que la riqueza no es un juego de suma cero, como parecen creer los que llaman a redistribuir: crece a medida que se agrega valor a las cosas, y ese valor se agrega mediante el trabajo. Si Chile es un país más rico de lo que era antes y la población ha aumentado, es porque se ha creado riqueza. Y la riqueza, obviamente, no se genera espontáneamente: la crean personas innovadoras, dispuestas a arriesgarse y a trabajar duro. Si al chileno medio no le calza bien esa descripción, no hay que extrañarse entonces que la mayoría de los más ricos pertenezcan a las distintas “colonias”.

La desigualdad se podría suprimir eliminando las grandes fortunas o impidiendo la acumulación de riqueza. Pero junto con los ricos desaparecerían también las de fuentes de trabajo (y los ingresos tributarios) que crean esos hombres que surgieron no porque la torta se repartiera de manera más equitativa, sino porque hornearon la suya propia.

No es esto una propuesta de solución a los problemas económicos de Chile, sólo que antes de repetir lugares comunes, es interesante considerar los inicios de personas como Paulmann, Yarur, Saieh, Hites, Falabella, y otros. Muy probablemente, en su juventud no perdían el tiempo leyendo columnas como ésta, y mucho menos, comentándolas.

2 comentarios:

  1. Estimado:

    Te voy a explicar el "problema de la desigualdad" porque parece que no lo entiendes. Lo voy a ejemplificar con una "escena" que presencié (como simple espectador), hace algunos años:

    Un par de jóvenes profesionales están presentando una nueva tecnología computacional al "heredero" de una muy grande y conocida empresa constructora. La presentación es impecable, quedando claro el beneficio que importaría su eventual adopción. El "cliente" parece satisfecho. Comienza la discusión sobre plazos y marchas blancas, cuando sorpresivamente les lanza una frase desconcertante: "cóbrenme barato poh' cabros". Sigue la conversación sobre otros temas y de pronto: "que no sea muy caro eso sí". Termina la reunión. Apretones de manos y agradecimientos, hasta que llega la última frase: "espero el presupuesto... ¡pero que sea barato!".

    A este señor no importó ni el evidente beneficio que le traería implantar la tecnología presentada, ni que su empresa ya tuviera utilidades de millones de dólares anuales, ni que se tratara de dos jóvenes emprendedores, talentosos e innovadores. Lo único que a este señor le importaba era pagar lo menos posible (ojalá regalado) por algo que le ayudaría a multiplicar sus ya ingentes ganancias.

    ¿Cuál es el problema de la desigualdad entonces?

    Como en el ejemplo susodicho, la élite económica de nuestro país, ejerciendo su posición dominante, hace todo lo que está a su alcance por acumular el excedente económico de nuestra sociedad, sabiendo que la razón estructural sobre la que se funda su predominio es la virtual inexistencia de movilidad social.

    La desigualdad dice relación con la "asimetría" en el poder de negociación entre los distintos estratos sociales. Así mientras unos pocos detentan la propiedad y el capital, una inmensa mayoría de ciudadanos no cuenta con las herramientas necesarias para rivalizar con el oligopolio y lograr una justa retribución por su trabajo. La precarización de los empleos es directa consecuencia de esta asimetría. Y por consiguiente, tenemos un eterno "steady state" donde progresar socioeconómicamente es una ilusión inalcanzable para desnutridos, maleducados y, por ende, pobremente asalariados.

    Tú podrás replicar: "el valor del trabajo es lo que el mercado dice que vale". ¿Nunca has escuchado sobre el modelo de expoliación que aplica el retail sobre sus proveedores? ¡Es lo mismo! Un sólo negociador omnímodo contra un conjunto de "proveedores" atomizados, sin herramientas legales para negociar colectivamente y hacerle frente al abuso.

    A esta élite, supuestamente, le encantan las reglas del libre mercado, pero en realidad sólo les acomodan cuando les son favorables para fundar negocios rentistas, pero una vez alcanzada la posición dominante, procuran preservar sus monopolios por todos los medios a su alcance, inclusive, creando leyes a la medida de sus intereses. Todo esto, a la vista y paciencia de la ciudadanía (el "chileno medio" como dices tú, con desdén), mientras el rol del Estado se reduce a un mero defensor de los derechos de propiedad y libre empresa, haciendo la vista gorda de las consecuencias sociales de su "falta de servicio" en educación, salud, pensiones, etc. Después de todo, todas las carencias sociales que experimenta el "chileno medio" son precisamente los factores que lo mantienen donde está, y no la falta de empeño (ver el discurso de Andrés Bello de 1836).

    Finalmente, para que veas que este no es un "cuentito de comunistas", sino que es algo de lo que se está discutiendo en todo el mundo a raíz de la debacle del modelo neoliberal, te invito a ver el siguiente video, que muestra el caso particular de EEUU, para que tu concepto del "problema de la desigualdad" evolucione un poco:

    http://www.youtube.com/watch?v=6zH_mj4m3kI

    Atte.

    Daniel Correa

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  2. El comentario final "Muy probablemente, ... comentándolas" aparte de poner una gota de sarcasmo, muestra admiración por fulanos que solo han vivido para amasar fortunas, probablemente olvidando cosas muy importantes como es convertirse también en Ser Humano.
    Distinto de aquellos que se han enriquecido, pero ya maduros se transforman un seres mejores. Como Bill Gates, Douglas Tompkins y otros que en Europa proponen subirse los impuesto o destinar sus fortunas a causas filantrópicas.

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