martes, 4 de octubre de 2011

Iglesia y Concertación

por Federico García
(publicado en El Sur, de Concepción)

Que los líderes de la Concertación no fuera al tradicional Te Deum en la Catedral de Santiago el pasado 18 de septiembre llamó la atención de todo Chile, y no sólo por la mala educación.

Aunque nadie esté obligado a ir a la Misa de Acción de Gracias, el Te Deum de Santiago siempre ha tenido buena concurrencia de parte de todos los sectores políticos. Sin ser parte del protocolo oficial, es una tradición –un rito republicano, si se quiere- que es importantes por lo que representa.

La ausencia de la izquierda este año no fue una simple omisión. ¿Una señal de la disolución del conglomerado del arco iris? ¿Una demostración práctica de que ni siquiera  sus dirigentes se consideran a sí mismos como líderes? ¿Una iniciativa para desmarcarse del Gobierno que pasa por encima de la necesidad de mostrar unidad nacional durante las fiestas patrias?

Difícil saberlo, pero probablemente haya algo más todavía. La Izquierda siempre se preocupó de mantener buenas y estables relaciones con la Iglesia. Mal que mal, estuvo muy necesitada de la ayuda eclesiástica durante el Gobierno Militar y en ella encontró protección. Durante los veinte años que siguieron, el gobierno concertacionista siempre recurrió a la Iglesia cuando se presentaba algún conflicto. A pesar de la separación entre Iglesia y Estado que existe desde 1925, los obispos mediaron con cuanto grupo había que pusiera al gobierno en apuros, y generalmente contribuyeron a alcanzar la paz. (Por qué los obispos no pidieron, a cambio de tantos servicios algunas garantías que impidieran la erosión de las buenas costumbres, es algo que no termino de entender).

¿Por qué esta repentina frialdad o distancia de la Concertación? Dentro de la ella siempre ha habido quienes hacen alarde de su condición de católicos. Recuerdo un candidato que aparecía en su foto de campaña con su parroquia de fondo. Uno de sus partidos incluso se declara oficialmente “cristiano” (en el nombre al menos). ¿Por qué este desaire concertado? ¿Será para que ciertos grupos o personas dentro de la Concertación se muestren más decididamente de un lado u otro? ¿Será para macar la identidad del nuevo conglomerado opositor?

Ni la historia, ni la antigua amistad y ni siquiera el peso de las tradiciones fueron razones suficientes para que los líderes de la izquierda nacional asistieran al Te Deum. ¿Será que ahora que no son gobierno la Iglesia ya no puede hacerles ningún servicio por lo que se la descarta? Si así fuera, este gesto habría mostrado la verdadera naturaleza de la antigua amistad, además de la tendencia muy chilena a actuar con mirada a corto plazo. Como sea, en Chile las memorias son frágiles y nadie se acuerda de nada pasados unos meses, por lo que darse un pequeño lujo faltando a la buena educación con viejos amigo, o atentando simbólicamente contra la unidad nacional puede no tener costo alguno. Quiera Dios que quienes tengan que sacar alguna lección de este impasse, lo hagan.

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